Para la niña y el niño el títere es un
personaje casi mágico y por eso asisten asombrados a una representación, en la
que un muñeco, se desplaza por el escenario y dialoga espontáneamente con
ellos. A través del títere las niñas y
los niños se introducen en un mundo de fantasía en el que la imaginación pone
los ingredientes necesarios para vivir plenamente la ficción.
En la educación del niño el títere es “la relación directa que se establece en la trilogía maestro,
muñeco y niño en donde el muñeco es el punto medio, el puente entre el punto de
convergencia al cual llegan tanto el maestro como el niño” (Mane Bernardo,
1972: 105) Por este motivo es que el títere ha sido usado con tanto éxito en el aula haciendo las delicias de
grandes y chicos.
El títere más conocido es el de guante, pero a veces no
tenemos la habilidad para hacer la cabeza con pasta de papel, entonces podemos
utilizar otros elementos como bolsas, cajas pequeñas de cartón, medias, tubos
de cartón, nuestra propia mano, etc. Otro tipo son los títeres que se ponen en
cada dedo de los que en la actualidad hay muchos modelos tejidos que se venden
en el mercado y que representan personas, personajes de
cuentos y animales.
De igual manera
el teatrín no requiere de una
confección especial podemos utilizar una sábana o manta que se sujeta del marco
de la puerta, de dos sillas, o de otro soporte similar.
Para la
elaboración de los libretos, creamos relatos a partir de experiencias de la
vida cotidiana o adaptamos cuentos tradicionales o seleccionamos cuentos
propios del lugar.
El títere es
también un buen recurso para:
Las reuniones con
padres de familia cuando queremos, presentar una situación que va a promover un
debate o intercambio de experiencias.
La capacitación
de docentes y/ o animadoras para motivar la reflexión sobre un problema que
hemos detectado en las visitas de seguimiento.
En los dos casos
la escenificación va a permitir una mirada desde afuera del problema con un
mayor nivel de objetividad.
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