Seres super poderosos
pueblan el mundo infantil y ni ellos ni sus padres cuestionan su existencia.
¿Qué verdad portan que los hacen tan atractivos e imperecederos?
Hadas,
duendes, animales que hablan y seres super poderosos pueblan el mundo infantil.
Ni el niño ni sus padres ponen un manto de duda a su existencia. Todo es
posible y el niño así lo necesita. Cuentos clásicos como Caperucita roja,
Hansel y Gretel, La Cenicienta, La Bella Durmiente, Mary Poppins, Peter Pan,
etc. fueron leídos por generaciones y se transmiten de padres a hijos. ¿Qué
verdad portan que los hacen tan atractivos e imperecederos?
A través
de los cuentos, los niños tramitan lo pulsional que habita a todo humano y
gozan con ellos “dende mentirita” -como ellos dicen- viendo cómo los malos
hacen sus maldades o los monstruos “monstruosidades de monstruos”. En los
cuentos, los personajes no presentan ambivalencia alguna: son muy buenos o muy
malos y siempre son los buenos los que triunfan, contradiciendo lo que en la
realidad podría ocurrir. ¿Es que engañamos a los niños? Entiendo que no, ya que
es necesario para el pequeño poder creer que siempre el bien triunfará, como
creer que sus padres pueden protegerlos de todo mal. Es necesario, aunque no
sea verdad. Es una ilusión necesaria para un
primer tiempo de la infancia.
¿Como
podría un niño crecer pensando que los padres no pueden ayudarlo o que tal vez
no puedan “salvarlo” si algo les ocurre? La angustia que les sobrevendría sería
tan masiva que no les permitiría dormir o inhibiría el juego. Ellos
precisan creen que hay seres que pueden protegerlos y ahí están sus padres.
Pero esto
mismo tiene una contrapartida dolorosa: que el malo esté encarnado en una sola
persona -y no que es una faceta de todo humano- hace vulnerables a los niños, y
de esto los perversos mucho saben. Ellos aprovecharán esta inocencia y
mostrarán esa faceta bondadosa que encubre el lobo que llevan dentro. El niño
seguramente no lo notará y, cuando lo haga, ya será tarde y la infancia se habrá
perdido antes de tiempo.
Entonces,
¿los cuentos no sirven? Si, no tiremos por la borda al niño junto con el agua
de la bañera. Los cuentos son necesarios para ayudar
en la estructuración subjetiva de ellos, son necesarios para
poder ayudarlos a comprender el mundo -como esa maravillosa imagen de aquel
abuelo en Mary Poppins que muere de risa y así sube al cielo-. Es la genialidad
que tienen los autores de libros infantiles para transmitir los problemas
existenciales.
Pero la
realidad siempre supera a la ficción, ¿acaso no somos los adultos los primeros
en sorprendernos cuando esto ocurre? Pero no adelantemos el tiempo, dejemos que
los niños vivan su infancia y, para ello, es preciso que sus padres oficien de
ángeles de la guarda, para que su soñar no sea perturbado.
Por la
licenciada Stella Maris Gulian, psicoanalista.
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